domingo, 3 de febrero de 2013
LA EXPERIENCIA VISIONARIA
“Visionario” ( palabra derivada de Visión, del sufijo latin “ario”, (perteneciente a) y “videre” (acción y efecto de ver)
En el diccionario de la Real Academia Española leemos:
1. adj. Dicho de una persona que, por su fantasía exaltada, se figura y cree con facilidad cosas quiméricas. U. t. c. s. 2. adj. que se adelanta a su tiempo o tiene visión de futuro. Apl. a pers., u. t. c. s.
En inglés, el Merriam- Webster nos dicen:
1.a : of the nature of a vision : illusory b : incapable of being realized or achieved : utopian visionary scheme>
c : existing only in imagination : unreal 2 a : able or likely to see visions b : disposed to reverie or imagining :dreamy 3: of, relating to, or characterized by visions or the power of vision4: having or marked by foresight and imagination visionary leader> visionary invention>
El mundo de la imaginación ha sido relegado por la filosofía racionalista como menos verdadero que el “mundo real”, nombre con el que se designa a nuestras percepciones sensoriales en estados mentales comunes, y las ideas construidas a partir de estas percepciones mediante el pensamiento racional.
La opinión general sobre estos asuntos está todavía determinada por un sentido de realidad universal y única, a pesar de que muchas corrientes filosóficas contemporáneas y teorías científicas (elaboradas a partir de descubrimientos científicos) postulan una multiplicidad de realidades.
Antonio Escohotado, en su amplio análisis sobre la história de los psicoactivos, nos habla de las sustancias “visionarias”, y en un sentido muy parecido, Aldous Huxley nos habla de las “Experiencias Visionarias” en un pequeño texto “Heaven and Hell”, sobre el que quisiera comentar algunas ideas.
Las experiencias visionarias vendrían a ser estados mentales poco frecuentes y muy diferentes que los rutinarios en los que la percepción también es notoriamente diferente.
Estas visiones fueron entendidas por las sociedades humana como simples ilusiones sin ningún valor (como actualmente) o (en el caso de las culturas antiguas) una manifestación de lo sagrado que merecería especial atención.
Muchos de estos estados especiales de percepción han tenido relevancia en la evolución cultural, involucrados directamente en la formulación de principios del pensamiento en las culturas ancestrales.
El “Misticismo Primitivo”, es decir un conjunto de creencias muy parecido con el shamanismo que se remota a las primeras sociedades humanas es el origen de todas las cosmovisiones, tanto de las religiones modernas como de la filosofía occidental como de las corrientes de pensamiento oriental.
El pensamiento shamánico así como este misticismo primitivo ancestral han sido concebidos a partir de experiencias visionarias generadas por ingestión de sustancias alucinógenas o visionarias, tesis expuesta al detalle por Antonio Escohotado en su libro “Historia de las Drogas”.
Sorprendentemente vamos a encontrar muchas características comunes entre estos estados mentales “no rutinarios” que producen “visiones”, observados en diferentes culturas, en diferentes partes del mundo a lo largo de la historia, lo que nos lleva a clasificarlos como “Experiencias Visionarias”
Desde punto de vista neurológico, existe el dia de hoy gran discusión sobre los mecanismos que producen estos estados, una de las explicaciones es la siguiente:
Debido a la gran cantidad de estímulos que recibimos, nuestro cerebro selecciona la información a ser procesada, escogiendo la que nos sirve para la autoconservación.
La transformación de la realidad del individuo que es sujeto a experiencias visionarias se debe a que algunos de estos filtros dejan de funcionar, siendo posible percibir otros aspectos de la realidad que en estados normales no daríamos atención.
La imaginación parece cobrar una vida propia y liberarse de los límites que impone la necesidad utilitaria en función de la supervivencia.
Este fenómeno puede ser producido por diferentes causas tales como administración de una gran variedad de fármacos (“plantas de poder” sacralizadas por culturas ancestrales), hipnosis, meditación, ejercicios de respiración y también enfermedades (fiebre) o sufrimientos prolongados (autoinducido en el caso de algunas prácticas religiosas), fatiga extrema, ayuno, confinamiento o soledad, predisposiciones genéticas y perturbaciones mentales (esquizofrenia) ,.
Una de las características mas marcantes de la experiencia visionaria es la percepción de colores brillantes y luminosos, tanto de las cosas que nos rodean como de las visiones que proyectan en nuestra mente.
Los sueños están marcados por emociones relacionadas con la supervivencia como los deseos y los miedos. Son expresión simbólica de un mundo psicológico interior, tal vez por eso no importen mucho los colores en los sueños. Si bien existen personas que recuerdan los colores en los sueños en general en los sueños los colores no son relevantes ni tiene un gran significado en la mayoría de personas.
Por el contrario en las experiencias visionarias percibimos los colores y sonidos intensamente, experimentamos las cosas no como teniendo significado simbólico (como muchas veces en los sueños), sino más bien significado en sí mismas.
Si bien existe un estado visionario próximo del sueño, la mayoria de veces es un punto medio entre la vigilia y el sueño en que se producen las visiones.
El significado y el ser se identifican, las cosas son intensamente ellas mismas. Es como si se insinuara una “no humana otredad del universo”
Puede esto explicar la fascinación del ser humano por las piedras preciosas, por los cristales, por metales como el oro o la plata, pues son escasos y evocan los objetos que se perciben en la experiencia visionaria, pueden insinuarse como objetos de otros mundos.
De hecho, muchos de los relatos de visiones relatan “rios de oro” y “caminos de piedras preciosas”.
Por sus colores brillantes las flores parecen también evocar estas visiones. La costumbre de ofrendar flores a los muertos tal vez está relacionada con la creencia de que al irse la persona fuera de “este mundo” a otro “desconocido” (pues nunca nadie estuvo muerto y resucitó para contar sus experiencias), es aquel otro mundo que es percibido parcialmente en las experiencias visionarias.
Junto con este fenómeno de color, una luz deslumbrante acompaña estas experiencias, tanto las causadas por la ingestión de hongos alucinógenos, como por ayahuasca, como por oración o meditación prolongada.
Paisajes de extraordinaria belleza, “paraísos ‘ y “cielos” hacen parte de las experiencias visionarias.
Muchas visiones se manifiestan como patrones geométricos, como los que se plasman en la artesanía amazónica o los encontrados en los nudos y espirales celtas, en las mandalas hindúes, y en arabescos en los templos islámicos.
Profundizando un poco más, observamos algo muy interesante en la naturaleza de estas visiones: la geometría pura se torna concreta.
Por eso se produce la visión de ciudades y castillos fabulosos, “encantados”, montañas “mágicas”, de formas complejas aunque maravillosas, es decir, se experimenta una mayor comprensión geométrica de los objetos.
Lo mismo pasa con las percepciones sonoras, la percepción se agudiza pero no solo en intensidad, también en la percepción de la relación de un sonido con el otro, de la forma como expresan armonía.
En visiones más intensas se materializan en la mente varios seres, algunos también parte del mundo real, como las serpientes (que aparece repetidamente en todas las culturas, al margen de la historia personal, cultura o educación del experimentador), arañas, y una gama de seres fantásticos. Muchos de estos monstruos recurrentes en visiones de varios individuos pueden haber sido inspiración para el imaginario antiguo (medieval y andino, por ejm)
El querubín de la cultura medieval parece ser otro ser que aparece repetidamente en las experiencias visionarias occidentales y puede ser comparado a buda o a divinidades asiáticas
Es un ser que aunque aparece frente a nosotros también se identifica con uno, es una especie de reflejo. No está llevando a cabo ninguna acción, no dice nada, solo contempla.
La belleza de presencia radica en su quietud, su contentamiento extático y en su pureza infantil.
Dadas todas estas particulares sensaciones , estas experiencias visionarias nos llevan a entender el mundo desde un punto de vista diferente, por eso muchas de estas experiencias son necesarias tanto para el crecimiento del experimentador como para la unión del grupo humano.
Podemos identificar un tipo de arte inspirado por estos “mundos” observados en la experiencia visionaria, que tengan también la función de evocarlos, como vemos que pasa con la cerámica amazónica o con los mandalas hindúes.
Encontramos mucha de esta expresión también en el arte religioso.
En la edad media en que pocas personas sabían escribir, la iglesia usaba diversas técnicas de evocación de estados visionarios mediante la reproducción de las visiones encontradas en estos estados. Los vitrales, vidrios coloridos que proyectaban la luz en diferentes patrones en la oscuridad de la iglesia, fueron muy usados, hasta el renacimiento, cuando la imprenta prioriza la lectura del texto a las sensaciones, siendo mucho más acentuada esta actitud en los países protestantes, donde se cambió los vidrios coloreados por ventanas transparentes que hicieran más fácil la lectura, considerándose todos esos artificios efectistas como distracción demoníaca del adoctrinamiento a través de la biblia.
Hoy en día la luz eléctrica, las tintas, las superficies industriales pulidas, han banalizado el color y el brillo, hasta el punto de no llamarnos la atención, al contrario , lo rechazamos, incluso muchos tenemos la tendencia a vestir ropas opacas y de colores sobrios dada la abundancia de ropa de colores chillantes.
Para la evocación de los “otros mundos”, de ese “más allá”, a través del color, y el sonido es necesaria oscuridad previa y silencio. En otros tiempos, mármoles (coincidentemente usados tanto en la iglesia como en los cementerios) y panes de oro, tendrían un efecto muy intenso. De la misma manera que lo tenían los resonantes corales en cámaras abovedadas pues no había ruido de motores, máquinas, televisores ni equipos de sonido.
En los paisajes representados en la pintura “visionaria” del renacimiento, juegos de luz y transparencias (Leonardo) nos transportan a mundos fascinantes, nuevos, extraños, diferentes del mundo más próximo.
En la pintura del renacimiento las venas de las hojas, los ornamentos en las ropas obligan a perderse en el detalle, a dar atención a lo que no “es importante” simbólicamente o psicológicamente, pero que se significa a sí mismo.
En China la pintura Sung, otra expresión de arte visionario, evoca amplitud, vacío, silencio.
La distancia media está relacionada al mundo humano, mientras que la observación del detalle (los adornos y texturas) y la observación de la lejanía están relacionadas con lo que no es humano.
En estas expresiones vemos que “lo humano” pierde significado en la experiencia visionaria, las meras cosas adquieren mayor significado.
Aldous Huxley opina que en función de experimentar la “otredad” del no-ser, existen diferentes experiencias con diferentes mecanismos de revelación, que van desdes las fiestas de carnaval, hasta las experiencias místicas.
Y en medio entre estos dos métodos opuestos tenemos las experiencias visionarias con las artes que las evocan, es decir, la actividad de joyeros, músicos, poetas, pintores, escultores y tejedores.
La historia natural en occidente durante la edad media hasta el renacimiento es una secuencia de símbolos moralistas, elaborada por una teología que en vez de ver las palabras como signos de cosas, veía las cosas como signos de palabras bíblicas o aristotélicas.
Poco después, hasta quizá el día de hoy el hombre occidental se ve ahorcado entre dos fuerzas, por un lado esta religión demasiado verbalmente articulada y dogmática y por otro una filosofía antropomórfica, poco experimental, autoritaria.
Pero siempre existieron formas de escapar, a través de diferentes experiencias en las que se visitaran otros mundos no verbales con fauna propia y se experimentase una realidad extra individual, extrahumana.
EL INFIERNO VISIONARIO
Estas particulares visiones que son experimentadas por el consumidor de peyote tanto como por el comedor de hongos como por el asceta, provocan tanto disfrute y veneración que son anheladas por muchos seres humanos.
Pero no siempre el acceso a estos mundos es feliz y paradisíaco, existen “malos viajes” en las experiencias visionarias autoinducidas. Las sensaciones son muy parecidas pero producen un gran sufrimiento y un terror incontrolable.
Diversas son las causas de estas dolorosas experiencias. Puede haber algunas causas orgánicas y genéticas.
De otro lado, si bien la experiencia visionaria parece mostrarnos efectivamente un mundo que no depende de nuestra experiencia humana, sino de una realidad en sí, también es cierto que el aspecto psicológico puede determinar una experiencia dolorosa y traumática, causada en particular por sentimientos intensos de miedo, culpa y angustia.
Estas experiencias negativas son también muy similares a las que son experimentadas por los personas que padecen de esquizofrenia.
Pacientes esquizofrénicos expresan el sentimiento de amenaza de las cosas más allá de su utilidad, el significado de las cosas en sí mismas, esa presencia tan intensa les produce irritación y hastío y angustia. De la misma forma expresan el horror de los “paises de luz”.
Las analogías y armonías experimentadas en las visiones son percibidas como un mecanismo cósmico maligno, castigador y vigilante.
El infinito, revelación que es motivo de regocijo para el visionario sano es raiz de un vértigo terrorífico para el visionario enfermo.
Mientras que los visionarios sanos se desinvidualizan, como es el caso de los tomadores de peyote o ayahuasca que estrechan sus lazos de unión a través de las visiones, los visionarios enfermos se individualizan más. Describen algo así como un aumento de densidad del propio ser, junto con una sensación de presión corporal.
Estos sentimientos horrorosos pueden haber inspirado las leyendas medievales recogidas por la divina comedia en que los pecadores son comprimidos, apretados eternamente....
Por otro lado, vivir permanentemente en otro mundo, un mundo lleno de visiones fuera de la “realidad ordinaria”, (necesaria para nuestra autoconservación individual y para relacionarnos con nuestros semejantes) puede ser una tarea sumamente difícil.
Esta de mas decir que la exclusión (al ser catalogados como seres que viven en un mundo “ilusorio”, “ no-verdadero”) agrava la situación de individuos que están frecuentemente en estados visionarios y que no tienen control sobre estos.
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El tema de la experiencia visionaria ha sido relegado por nuestra cultura como algo despreciable, peligroso, campo de chiflados, o de perezosos excéntricos, olvidando el principio socrático de "conócete a ti mismo" que es consecuente con una actitud ética.
La moral cristiana acompañada de una ideología autoritaria e individualista y su intolerancia en cuanto a otras doctrinas, creencias, o prácticas, impone la estandarización del pensamiento, estandarización ajustada al manipulado concepto de una realidad única, universal y utilitaria.
Es hora pues de aceptar la existencia de infinidad de mundos y de estudiar, investigar, y acercarnos a este tema desde todos los campos, en el sentido de entender la realidad en su más amplio sentido.
Bibliografía:
“Heaven and Hell” Aldous Huxley
“Historia de las Drogas” Antonio Escohotado
Para saber un poco más:
"La experiencia Visionaria a Través de la Gnosis Islamico Iraniana" Agustín Tobajas
"Augurios de Inocencia" William Blake
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